El gobierno de Juan Manuel Santos creó el programa Ser Pilo Paga en 2014 para brindar educación superior a jóvenes de escasos recursos. Cuatro años después, con más 40.000 beneficiarios, casi billón y medio de pesos invertidos en becas, subsidios y publicidad, y con el fantasma del desfinanciamiento de las universidades públicas, sólo queda preguntarse si el programa realmente es la solución a la educación superior.
Por: Yesid Lozano, Elmer López, Andrés Gómez, Alexander Basto
> 16 de junio de 2017
Uno de los mayores retos para el nuevo gobierno de Colombia en materia de educación será el futuro del programa Ser Pilo Paga. Aunque ha significado una oportunidad sustancial para miles de jóvenes colombianos que de otra forma no tendrían manera de conocer la educación superior, el programa padece desde su concepción profundos problemas estructurales y presupuestales.

32 universidades públicas
Los estudiantes de las 32 universidades públicas del país entraron en paro indefinido el 12 de octubre de 2011, una semana después de que se radicara en el congreso el proyecto de reforma a la educación superior o reforma a la ley 30. Los manifestantes se levantaron contra la propuesta de crear la figura de universidades mixtas para buscar aportes del sector privado y así subsanar, en teoría, la deuda de casi medio billón de pesos del Estado con la educación pública. La preocupación que levantaba la medida, radicaba en el peligro que representaría para la autonomía universitaria y el desentendimiento que traería al Estado en materia de educación.

Durante poco más de mes y medio, la movilización de los estudiantes paralizó al país.
Ser Pilo Paga y el futuro de la educación
Los problemas de financiamiento en las instituciones públicas, la aparición de universidades de “garaje”, la deuda del Estado con las instituciones públicas, el escaso volumen de bachilleres que accede a la educación superior, la deserción, la insuficiencia de infraestructura, la deficiente formación académica de docentes y una desigualdad en la calidad educativa, han llevado a la crisis al sector. En el 2011 miles de estudiantes, en su mayoría de universidades públicas, salieron a las calles a exigir un proceso transparente en la “reforma a la educación superior” que planteaba el presidente Santos a mitad de su primer periodo de gobierno.

Luego de las protestas de los estudiantes, la comisión sexta de la cámara de representantes. Resolvió el 16 de noviembre retirar la reforma a la educación superior. Siete años después, los estudiantes de las universidades públicas ven cómo la deuda sigue aumentando. En 2014, el gobierno presentó un proyecto que combatiría los déficits de acceso a la educación superior, la financiación y la deserción de estudiantes. Ser Pilo Paga trajo enormes discusiones respecto al tratamiento que el gobierno tiene que dar a la deuda con la educación superior pública.


Si bien el programa posibilita el acceso de los jóvenes de escasos recursos a la educación superior, restringe este derecho para un porcentaje muy pequeño de estudiantes, además de generar una fuga de recursos públicos hacia entidades privadas por concepto de matrícula.
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